jueves, 6 de mayo de 2010

Frases que matan: Relación de dependencia


Las palabras tienen un poder oculto.
las palabras definen y dirigen la acción.
Empleado vs. Emprendedor: falsa dialéctica.


       V. empieza a trabar en una empresa porque “necesita un empleo”. Es una empresa pequeña, el entorno de trabajo es agradable, cálido y con una cultura que premia la iniciativa y el trabajo bien hecho.
Se siente a gusto, una de sus frases mas reiteradas dice “voy contenta a trabajar, nunca pensé que diría esto porque hubiera preferido trabajar sin cumplir horarios”.
Al poco tiempo comienza a aportar sus propios contactos a la empresa. Todos sabemos el valor que tiene una buena cartera de contactos: en este caso esos contactos y el trabajo de excelencia, permiten que la empresa aumente su penetración en el mercado, esa mayor penetración logra abrir nuevas oportunidades de negocios, lo que a su vez permite aumentar los ingresos de la compañía, lo que permite aumentar los sueldos y realimentar el círculo virtuoso.

Aunque está dicho ya mil veces vale la pena repetirlo: Así como nuestra realidad está definida y construida por lo que hacemos y no hacemos, cada una de nuestras acciones está dirigida desde lo que sentimos y pensamos.

Y lo que pensamos está reflejado en nuestro lenguaje.

Este trío siempre van juntos: Lenguaje --> sentimiento  -->  acción.

Por eso es lícito decir: hacemos lo que decimos ( y no lo que creemos que decimos) y/o lo que sentimos. Y cuando las tres están alineadas en la misma dirección, el éxito está asegurado.

¿Qué decimos cuando decimos “relación de dependencia”?

Habitualmente entendemos que es un trabajo que implica un sueldo que otro nos paga, o sea un empleo. Se sobre-entiende que la dependencia es económica y está contrapuesta al trabajo “independiente”, autónomo.
En la realidad esa frase, dice mucho mas que eso: define el lugar desde donde está armada la relación laboral y dice también cual es la relación posible: la dependencia.

En una relación de dependencia, una parte depende y se subordina a la otra; muy distinta de una relación que apuesta al crecimiento de ambas partes.

En una relación laboral de esta clase, la dependencia suele ser mucho más que económica, ya que el desarrollo personal y profesional depende de, además de la iniciativa personal, las posibilidades que brinde la empresa.

Que diferencia hay entre la mentalidad de un “empleado” (en algunos lugares se le sigue denominando “dependiente”) y un “emprendedor”?.

El primero generalmente se somete a una “relación de dependencia”, y pocas veces se siente incentivado u obligado a desplegar su iniciativa y creatividad mas allá de lo requerido por su puesto; el segundo, aun cuando dependa de un sueldo, genera su propio espacio dentro del lugar en el que se encuentre.

Un emprendedor es aquel que tiene su propio objetivo y en función de éste, arma su propio proyecto, esté donde esté y no importa en que área. Y aunque lo incluye, esto va más allá del dinero. Su proyecto puede ser lograr un mejor puesto, generar una nueva unidad de negocios en la empresa que trabaja, armar su propia empresa, cambiar de país o …su propia vida. A diferencia de un empleado pro-activo que puede tenerlo o no, un emprendedor siempre tiene un objetivo personal. Y en el mejor de los casos, ese objetivo implica su desarrollo personal.

Es en este sentido en el que cualquier persona puede ser un emprendedor. Es muy diferente “tener un empleo”, “trabajar en relación de dependencia” , que… “tener un trabajo con un objetivo que me permita desarrollar y aprovechar lo mejor de mi dentro de mi entorno laboral, familiar y social, sea dentro de una compañía grande o chica o en forma independiente.

Las empresas que consideran esto realmente ( y hago la salvedad porque en la teoría todas las empresas dicen considerarlo y en la práctica solo algunas lo hacen), logran que sus empleados, además de trabajar por un sueldo, aporten valor, generen ideas y a veces …nuevos negocios. Y en general den lo mejor de si.

El ejemplo del inicio parece utópico, pero no lo es. Es un ejemplo que tomé de la vida real de alguna de las personas que apostaron a invertir en su desarrollo personal. Hoy, un año después, esa persona “emprendedora” está en camino de abrir una nueva unidad de negocios para la compañía, obteniendo para sí, además del sueldo, una participación porcentual.

Entonces; ¿empleado o emprendedor? No son excluyentes.

Lo excluyente es la “relación de dependencia”, porque quien se relaciona desde ahí, queda excluido de su propia iniciativa, resolución y autonomía.

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