Diferente = inferior
- Los deslizamientos de sentido
- La diferencia y el poder
Decir que, de acuerdo al principio de identidad A = A, parece una verdad de Perogrullo pero….
Si pensamos el imaginario social como el universo de ideas, suposiciones, juicios, prejuicios, etc. que instituyen y constituyen a una sociedad, es imposible separar ese imaginario del problema del poder. Y cuando queremos aplicar el principio de identidad en ese imaginario y el poder asociado…. ahí Perogrullo empieza a encontrar otros peros.
Uno de los sentidos de la palabra “poder” permite entenderla como “la acción de afectar más de lo que se es afectado”, y es así como desde el ejercicio del poder se producen deslizamientos de sentido que quedan incorporados en el imaginario colectivo e individual dando lugar a supuestas igualdades que dan por resultado falsas ecuaciones.
Esas falsas ecuaciones finalmente terminan pareciéndonos “naturales” e indiscutibles.
Y peor aún: creemos que constituyen una verdad.
Y peor aún: creemos que constituyen una verdad.
Veamos un ejemplo: Si alguien menciona una escuela diferencial ¿en que pensamos? ¿En una escuela para genios? Seguramente no. Inmediatamente pensamos en una escuela especializada en algún tipo de discapacidad; automáticamente traducimos
diferencial = diferencia en menos = inferior.
Y es así que en lugar de decir discapacitados (visuales, motrices, auditivos, mentales, etc.) decimos personas con capacidades “diferentes”, donde se da por obvio aunque no se dice, que esa "diferencia" siempre es en menos.
Aún cuando ser blanco sólo es distinto de ser negro, amarillo o rojo y sin que esa diferencia implique jerarquías, hubo teorías, regímenes, dictaduras e ideologías en general que se empecinaron en demostrar que blanco es superior a negro. O lo que es lo mismo, negro inferior a blanco. No solo diferente. Y por lo tanto nuevamente encontramos que diferente = diferente (equivalente a A = A) es convertido por quien detenta el poder en diferente = inferior.
Y así podríamos seguir aplicando el mismo concepto respecto de razas, religiones, sexos y sexualidades que implican diferencias pero que no comparten el mismo poder de la raza, la religión, el sexo o la sexualidad dominante.
Es fácil ver, si miramos a lo largo de la historia de la Humanidad , lo que ocurrió y ocurre a aborígenes, mujeres, negros, indios, gitanos, judíos, homosexuales, etc. ,en quienes a la diferencia de raza, sexo o religión, que debería implicar un reconocimiento de su “identidad única” en tanto humanos, se la vistió con el ropaje de lo negativo de modo de ocultar la diferencia de poder, generando así el nada inocente deslizamiento de sentido de “diferente” hacia “inferior”. Y desde ahí justificar cualquier abuso de poder sobre ellos.
Gracias a este mecanismo de deslizamiento de sentido ejercido desde el poder de turno, incorporamos a nuestro imaginario estas falsas ecuaciones como si fueran verdades.
Detectar y de-construir estas falsas relaciones en nuestro propio pensamiento tal vez sea mucho más que un granito de arena en la construcción de una sociedad mas justa, tolerante, inclusiva y respetuosa de las distintas manifestaciones de lo humano.
Y tal vez finalmente podamos reconocer en lo Diferente, alguien complementario y enriquecedor de nuestra propia humanidad.
Detectar y de-construir estas falsas relaciones en nuestro propio pensamiento tal vez sea mucho más que un granito de arena en la construcción de una sociedad mas justa, tolerante, inclusiva y respetuosa de las distintas manifestaciones de lo humano.
Y tal vez finalmente podamos reconocer en lo Diferente, alguien complementario y enriquecedor de nuestra propia humanidad.