Dice un cuento zen:
Después de ganar varios concursos de arquería, el joven y jactancioso campeón retó a un maestro Zen que era reconocido por su destreza como arquero. El joven demostró una notable técnica cuando le dio al ojo de un lejano toro en el primer intento, y luego partió esa flecha con el segundo tiro. “Ahí está”, le dijo al viejo, “A ver si puedes igualar eso!”. Inmutable, el maestro no desenfundo su arco, pero invitó al joven arquero a que lo siguiera hacia la montaña. Curioso sobre las intenciones del viejo, el campeón lo siguió hacia lo alto de la montaña hasta que llegaron a un profundo abismo atravesado por un frágil y tembloroso tronco. Parado con calma en el medio del inestable y ciertamente peligroso puente, el viejo eligió como blanco un lejano árbol, desenfundó su arco, y disparó un tiro limpio y directo. “Ahora es tu turno”, dijo mientras se paraba graciosamente en tierra firme. Contemplando con terror el abismo aparentemente sin fondo, el joven no pudo obligarse a subir al tronco, y menos a hacer el tiro. “Tienes mucha habilidad con el arco”, dijo el maestro, “pero mientras no domines tu mente, serás esclavo de ella”.
Me gusta la imagen serena del arquero parado sobre el precipicio, con la mente centrada en el blanco y disparando la flecha, todo él siendo una Unidad.
Acción, emoción y pensamiento convergiendo en un instante. Y Quien las hace converger: 3 + UNO.
Pensamiento, sentimiento, acción. Los tres planos que arman la realidad: simbólico, imaginario y real. Y Quien la arma.
Una tríada a la que, para que sea eficaz y arme realidad sostenible en el tiempo, hay que anudar de una manera particular. Y esa manera particular tenemos que aprender a construirla porque…. generalmente no nos viene dada de fábrica.
A veces nos manejan los sentimientos, a veces las acciones, siempre los pensamientos.
De fábrica a lo sumo automáticamente anudamos de a dos:
Alguien actúa guiado por sus emociones, y…. sin usar la cabeza: Acción-emoción, el pensamiento queda aparte.
Alguien actúa racionalmente y es eficaz, y… no da cabida a algún sentimiento: Pensamiento-acción, la emoción queda aparte.
Alguien se queda rumiando sus pensamientos y se conforma con lo que imagina, pero nunca pasa a la acción: Pensamiento- imaginación, la acción queda aparte.
En cada uno de esos casos, el tercer termino está pero desenganchado o anudado de modo no eficaz.
¿Cuándo se que anudé eficazmente los 3 términos, (lo que dije, lo que es y lo que parece, o sea lo simbólico, lo real y lo imaginario)?
Cuando produje una consistencia entre ellos: Cuando lo que hice es lo que dije que haría y además … parece lo que es.
Suena a obviedad o a verdad de Perogrullo, pero…. Si miramos un poco alrededor, mas allá de los políticos en este año taaaaan electoral, los índices del INDEC o el famoso “te llamo” al final de una cita amorosa, fácilmente veremos que hoy, esta obviedad es una rareza de las mas difíciles de encontrar.
jueves, 3 de febrero de 2011
Suscribirse a:
Entradas (Atom)