miércoles, 21 de octubre de 2009

COLABORACION: ¿DE PATAS CORTAS O A LARGO PLAZO?







Hoy la palabra sustentabilidad parece aplicarse principalmente a cuestiones de cuidado y conservación del medio ambiente. Yo me permito la libertad de aplicarla a cuestiones que abarcan otros dominios y que considero que también hacen a la sustentabilidad: el pensamiento y las relaciones.
La pregunta ¿podré seguir indefinidamente con este comportamiento o costumbre, y podrán también seguir mis hijos y nietos? que aparece desde las energías y los recursos del planeta, es totalmente aplicable a otros dominios que hacen también al concepto de sustentabilidad. Y uno de esos dominios es el de la Colaboración.

Sustentabilidad y colaboración son términos que parecen ir muy bien juntos. Pero, podemos pensar la colaboración en términos de sustentabilidad?

Escucho decir a un emprendedor: conseguí un montón de voluntarios para el proyecto. Pibes re-pilas que tienen muchas ganas de participar en el proyecto y buena formación. Y están dispuestos a trabajar “de onda”. Y así sigue hablando un rato muy entusiasmado, hasta que yo con mi proverbial acidez pregunto:

¿y porque ellos quieren trabajar de onda? ¿Qué ganan ellos haciendo esto?

Bueno, no se – dice - pero están muy entusiasmados.

De a poco, le voy mostrando que si no detecta claramente cual es el interés de los “voluntarios”, ese voluntariado tiene patas cortas.

Me sorprenden sus objeciones: reflejan la idea de que el voluntariado no debe tener algún interés en conseguir algo para sí mismo.. Que debería ser suficiente recompensa el pertenecer a un grupo, un proyecto, una comunidad. Que debería ser suficiente recompensa el ser aceptado. En definitiva, la idea que subyace es que está mal conseguir algo para sí mismo en un acto hacia otro.

Entiendo y comparto el espíritu utópico del “desprendimiento”; también se que a mediano o largo plazo va a contramano de lo que la mayoría de los seres humanos de carne y hueso, esperamos.

Pregunto: ¿es lícito tener un objetivo propio en lo que hacemos para otros?, ¿es lícito que al colaborar con otros yo me beneficie? y a otros?. Yo creo que además de lícito es obligatorio. Y también es lícito y obligatorio declarar ese interés.

Y digo algo que tal vez hoy parezca sacrílego en este mundo de las 2.0 en donde parece que de lo que se trata es de conversar, colaborar y contribuir, desde una postura totalmente altruista y sin esperar algo a cambio: ningún interés se sostiene si a corto o mediano plazo no recibimos algo a cambio de lo que hacemos. Y donde ese algo aunque no sea económico, necesariamente tiene que ser algo concreto y real que nos haga sentir que el esfuerzo invertido “valió la pena”. Algo conmensurable, algo que me hizo crecer, que me abrió una oportunidad, que me enseñó algo.

Tal vez me digan que el altruismo y la solidaridad no esperan recompensa. Y estoy de acuerdo.

Personalmente creo que hay situaciones en las que damos algo por convencimiento, por decisión personal y sin esperar algo a cambio. Simplemente, sabemos que así está bien. También creo que son situaciones puntuales y en determinadas condiciones.

Y ahí entramos en tema: los alcances de la colaboración. ¿Cómo conseguir u ofrecer una colaboración que vaya mas allá de la solidaridad, que mi colaboración al otro le sirva a la vez que a mi también me sea de utilidad para mi propio proyecto, desarrollo, creación de lugar, etc. Una colaboración bidireccional, que produzca realimentación, como condición sine qua non que me permita sostenerla en el tiempo.
Eso que yo me atrevo a llamar …. colaboración sustentable.

Parece complicado a primera vista, pero se hace muy simple si la pregunta la enmarcamos en otra pregunta: ¿para que? .

Para que quiero colaborar? Que quiero obtener ?.
Para que me ofrece colaborar? Que quiere obtener?

Preguntas totalmente lícitas, si consideramos que en el término colaborar está dicho todo:

Co-laborar: Laborar con otros. No para otros.

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