miércoles, 26 de enero de 2011

La emoción virtual


Junto con la infinita y espectacular cantidad de beneficios que proporciona Internet y la posibilidad de conexión permanente, empieza a haber algunas consecuencias indeseadas a nivel de la calidad de la comunicación humana. Algo así como los famosos “daños colaterales”, que hacen que la comunicación se enrarezca, se estanque o simplemente deje de existir. La enorme cantidad de malos entendidos, que aparecen por una coma mal puesta, una frase ambigua o que literalmente dice algo distinto de que lo que hubiéramos querido decir.


El excelente libro  “Sin Cortinas” de Gastón Silberman y Vivian Loew,  describe a la perfección los efectos de la hiperconexión , donde parece más natural  estar  todo el tiempo detrás de una pantalla que compartir un café durante media hora.

Una situación particular de la hiperconexión es intentar comunicar por mail o discutir por chat alguna cuestión emocional no especialmente amorosa, algo  que molestó, ofendió o enojó.  En estas ocasiones solemos apelar a lo virtual con la excusa de  no tener tiempo para un encuentro,  o por creer que si lo pensamos bien  podremos encontrar las palabras justas, o para evitar exponernos  o simplemente porque estamos tan dolidos o enojados que no soportamos encontrarnos cara a cara con el otro y decir lo que queremos decir…

Y  creemos que la pantalla es eso: una buena pantalla.

 Así, muchas veces entramos en un terreno resbaladizo que generalmente termina en un porrazo relacional que después cuesta remontar y/o deja variados moretones en la relación.

La conexión virtual muestra como nunca algo que no es obvio: que  la realidad existe  en primer lugar en nuestra cabeza.  Cuando alguien habla,  quien escucha…  lo hace desde lo que ya hay  previamente en su  pensamiento. Desde sus propios juicios.

Y entonces hay tantas realidades como cabezas interpreten lo que ocurre.  Es así que,  el mismo mensaje emitido,   recibido por alguien que tiene distinta música en su cabeza, muchas veces (demasiadas) se interpreta distinto de lo que el emisor intentaba decir desde su soneto. Y la respuesta  siempre es acorde a la propia música, no a la del otro.

 Si a eso agregamos que el único elemento para decodificar el mensaje es la letra escrita, ya que no hay gestos, tonos, miradas, sonrisas o silencios que contextualicen el texto,  fácilmente aparecen  malos entendidos que, al querer subsanarlos mediante mas mails, mas msn o mas twiteos, mas se complican. El conocido “no aclares que oscurece”.

Cuando una simple mirada, un tono o un gesto  bastarían para desarmar el entuerto.          

Tal vez,  junto con la maravilla de la tecnologia, empieza a ser necesario rescatar e integrar a la vida de todos los dias, algunos de los  "valores antiguos".
Crecí escuchando a Serrat, los Beatles, Sabina y... tantos otros.  Y, así  como en la década del 70, Joan Manuel Serrat decía : Prefiero volar a correr, amar a querer, tomar a pedir, bailar a desfilar y disfrutar a medir… en esta grandiosa época de la hiperconectividad  y parafraseando al Nano,  me atrevo a decir  que hoy:

Prefiero….

Prefiero una gran emoción   a un emoticón
Una buena conversación a una “interacción”
Y el silencio al ruido
Prefiero una buena arruga al mejor fotoshop
Estar bien conmigo que tener un millón de amigos
Y una fuerte conexión emocional a estar siempre conectada
Prefiero la observación al entretenimiento
Una crítica despiadada a un comentario light
Y lo que permanece a lo momentáneo
Prefiero las personas a los usuarios
La sabiduría al  conocimiento
Y tu mirada….. al tweet mas ingenioso.

1 comentario:

  1. En mi infancia aprendí a relacionarme con las personas no solo con palabras sino también con ese lenguaje corporal que me hizo saber cuando alguien estaba "indispuesto" y que debía moderar tal vez mis palabras, retomar la humildad y la cordura o tal vez re-plantear mis preguntas y enfoques. Creo que perdemos ese termómetro que nos proporciona el lenguaje corporal y no es que no me guste Facebook o mandar un e-mail, dado que de otro modo no sabría de las personas que quiero y que están lejos de mi, pero siento que es una comunicación incompleta que en la mayoría de los casos hace emerger nuestros miedos y frustraciones más profundos. Un saludo... ;)

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